Hoy vamos a hablar de cómo la arqueología puede ser un catalizador para el desarrollo de las zonas rurales.
Que las zonas rurales de nuestro país se están despoblando es una realidad. Esta situación, se debe a muy diversas causas, la crisis del campo debida a las políticas de la UE, la falta de oportunidades en el medio rural, la ausencia de inversiones estructurales, la ineficacia de los planes regionales, etc.
El caso, es que nuestro medio rural es extremadamente rico en muchos aspectos y, todos convergen en la identidad. Las tradiciones locales (en clara regresión), la artesanía (casi desaparecida), los productos locales (afectados por la ausencia de continuidad), en definitiva, la globalización.
Esta uniformidad social occidental, está haciendo desaparecer en muy poco tiempo todo lo que nos hace únicos y diferentes.
Afortunadamente, y en especial en el caso que nos ocupa hoy, los yacimientos arqueológicos siguen estando ahí, fundamentalmente en las zonas rurales. Son algo que no se puede trasladar y necesariamente se tiene que estudiar in situ.
Y Vds. pensarán ¿y eso que tiene que ver con lo que nos está diciendo este tío?. Pues afortunadamente, mucho.
Los yacimientos arqueológicos, entre otras muchas cosas, explican nuestra identidad y nuestros orígenes.
La riqueza y antigüedad de los restos de nuestros antepasados, hacen de nuestro país uno de los más relevantes para explicar la historia de la humanidad a nivel global.
Viviendo en un país cuya mayor fuente de ingresos es el turismo, esto es especialmente relevante.
Para afrontar este reto, tenemos que acometer una serie de reformas de profundo calado, de la mano de las comunidades locales que acogen estos restos. Una buena planificación y gestión de estas cuestiones, puede ser una muy buena y digna salida económica y cultural para áreas abandonadas, hoy en día, por las administraciones.
Hoy conoceremos cómo se hace esto y muchas más cosas.