Siempre hay un límite en la relación cuando se vuelve punto de quiebre, donde te das cuenta que difinitivamente todo termino, ya ni la infidelidad duele, lo que realmente duele es lo que hacen con los hijos y cuando se meten con los niños, ya no hay vuelta atrás, solo queda esperar ese momento definitivo para huir de ahí y salir adelante, porque si se puede, claro que se puede, por que hay veces que necesitamos la obscuridad para poder ver la luz.