El amor no es un sentimiento, sino una decisión: la decisión de amar. La felicidad no consiste en dejarse guiar por el corazón, sino en guiarlo a él por donde debe ir. El matrimonio es una inversión a largo plazo, que en ocasiones exige sacrificios a corto. A lo largo de un exigente programa de 40 días, que incluye reflexiones, consejos prácticos, tareas concretas y mecanismos de autoevaluación, aprenderemos a recuperar, si la hemos perdido, o a acrecentar, si nunca murió, la voluntad de convertir a nuestra pareja en el centro real de nuestra vida.