El 11 de agosto de 1984 con Raúl González y el 11 de agosto del 2012 con la Selección Mexicana de futbol, se escribieron páginas doradas para el deporte olímpico mexicano. Ambos capítulos de la historia hicieron vibrar a miles que siguieron de cerca su lucha y superación en el escenario más importante para cualquier deportista.