En el discipulado, la relación de enseñanza continúa más allá del espacio religioso y un tema específico. Como la fe cristiana es un estilo de vida, involucra todos los elementos de nuestra existencia; tanto el conocimiento como la conducta. Aunque la invitación al discipulado haya comenzado en la iglesia, la escuela o el trabajo, esa conexión se mantiene en todas partes y en todo tiempo. Jesús y sus discípulos pasaban mucho tiempo juntos porque cada lugar y cada experiencia era una oportunidad para que aprendieran algo nuevo para seguir creciendo. Mientras lo observaban, él los estaba enseñando a vivir. Porque el acompañamiento combina la enseñanza teórica con la práctica. 1 Cuando enseñamos a alguien de cerca también tenemos la oportunidad de demostrarle frecuentemente la aplicación de lo que enseñamos.