Ninguno de nosotros estamos exentos de creer el mensaje de quienes nos predican y aún así practicar el pecado de idolatría. La Palabra de Dios nos muestra que tan voluble y engañable es el corazón humano.
Ninguno de nosotros estamos exentos de creer el mensaje de quienes nos predican y aún así practicar el pecado de idolatría. La Palabra de Dios nos muestra que tan voluble y engañable es el corazón humano.