El 19 de junio del 2016 los Cavaliers completaron una de las remontadas más épicas de la NBA. LeBron James, con lagrimas en los ojos, recorría el camino rumbo al vestidor con la tranquilidad de una deuda pagada. Los Cavaliers conquistaban su primer título y el hijo pródigo había regresado para brindarle alegría a la gente de Cleveland.