¿Cuánto tiempo más vas a esperar para hacer lo que realmente amas?
Déjame adivinar. Hay algo que llevas años queriendo hacer. Tal vez es un proyecto, un sueño, una idea que te ronda la cabeza desde hace tiempo. Lo piensas mientras estás en el tráfico, mientras trabajas, mientras ves a otros hacerlo y te preguntas: ¿Por qué yo no?
Pero luego llega el "pero".
-"No tengo tiempo."
-"¿Y si no soy lo suficientemente bueno?"
-"¿Qué van a decir los demás?"
Déjame decirte algo: todos esos "peros" son mentiras.
Yo también los tuve. Durante años. Desde 2006, para ser exactos. Tenía esa chispa, ese gusanito que no me dejaba en paz. Quería hacer radio, quería hacer un podcast, quería entrevistar a personas interesantes, quería crear algo que me emocionara. Pero, ¿sabes qué hice? Nada.
¿Por qué? Porque me daba miedo. Porque me faltaba tiempo. Porque me preocupaba lo que dirían los demás.
Hasta que un día, en 2017, me harté de esperar. Me harté de poner excusas. Me harté de ver cómo los días, los meses y los años pasaban mientras mi sueño seguía guardado en un cajón. Así que me lancé. Sin saber si iba a funcionar. Sin saber si alguien iba a escuchar. Sin saber si era "el momento perfecto".
Y aquí estoy. Haciéndolo. Viviéndolo.
¿Sabes qué aprendí? Que no existe el momento perfecto. Que nunca vas a tener "todo el tiempo del mundo". Que siempre habrá alguien que critique. Pero también aprendí que la satisfacción de hacer lo que amas supera cualquier miedo, cualquier excusa, cualquier obstáculo.
Esto no es solo sobre mí. Es sobre ti. Sobre ese sueño que tienes guardado. Ese proyecto que te emociona pero que no has empezado. Esa idea que te hace sonreír solo de imaginarla.
¿Qué estás esperando?
No necesitas ser perfecto. No necesitas tener todo resuelto. Solo necesitas dar el primer paso. Porque, al final del día, lo único que importa es que lo intentes. Que te atrevas. Que hagas eso que te hace feliz.
Así que aquí está mi invitación: ¡hazlo!