El 8 de diciembre de 1932, ocurrieron varios fenómenos que se convirtieron en Leyenda. En Galaroza, a la hora de la procesión de la Inmaculada cayó un meteorito y cinco horas después lo hizo en Arromolinos de León, ocurriendo cosas inexplicables. La gente en la Sierra de Huelva creyeron que el meteorito era una señal que la Virgen Inmaculada enviaba a los habitantes de los dos pueblos por ser “impuros”.