Cuando Javier Cruz entró a trabajar a la Panamericana estaba decidido a quedarse por un breve periodo, ahorrar dinero suficiente y trasladarse con su esposa e hijos a otro estado para tomar, lo que consideraba, una mejor oportunidad laboral. Una terrible enfermedad habría de manifestarse en su hijo para alterar los planes y la tranquilidad familiar, poniendo a prueba su fe y acercándolos de un modo inimaginable a aquel que inspiró la fundación de nuestra universidad: San Josemaría Escrivá de Balaguer.