En este segunda parte puedes escuchar como el pensar, de manera obsesiva, la perfección existe, nos hace opinar más desde las entrañas y hacemos a un lado de la razón, quitándonos así la cualidad ser personas asertivas. 

Desde la paternidad la obsesión sobre la perfección, se vuelve sobreprotección e imposibilita que nuestros hijo gestionen emociones y así les negamos la posibilidad de poder aprender a ser seres humanos residentes.

Este mito sobre pensar que la perfección es sinónimo de éxito nos puede desvalorizar y esto provoca que nos boicoteemos en nuestro camino de conseguir nuestras metas y sueños.