Hacer lo que amas y sentir orgullo por ello es como encender una llama que nunca se apaga. Cada paso, cada esfuerzo, tiene un propósito más grande que tú mismo. Para mí, el orgullo de lo que hago nace de saber que mis acciones no solo cumplen una función, sino que también impactan, inspiran y aportan algo valioso al mundo.