Dios no nos hace un llamado a que nos auto despreciemos, sino al contrario que descubramos nuestro propio valor, sin la necesidad de menospreciar, subestimar y humillar a los demás (Romanos 12:3).
Dios no nos hace un llamado a que nos auto despreciemos, sino al contrario que descubramos nuestro propio valor, sin la necesidad de menospreciar, subestimar y humillar a los demás (Romanos 12:3).