El rey Uzias hizo lo recto delante de Dios y se propuso en su corazón buscar persistentemente de Dios. Hizo de un reinado largo pero desafortunadamente su corazón se llenó de orgullo y lo llevo a obrar corruptamente siéndole infiel a Dios Y la falta que cometió lo llevo a contraer lepra. Esta historia nos enseña que debemos tener cuidado con el orgullo,porque este nos incapacita para ver nuestros propios errores. Seamos humildes y agradecidos con todo lo que hagamos y tengamos los dones y talentos que Dios nos da y aún las cosas que hacemos bien, no es para que despéguenos los pies del suelo y nos enaltezcamos si no más bien para vivir humildemente agradecidos y dependiendo totalmente de la voluntad de Dios. Que sea Dios quien dirían tus pasos y el lugar a donde debes estar y no tu confianza y buenas o intenciones.