Egoísmo. Es una palabra que no nos gusta oír, y un rasgo aún más feo de exhibir. Sin embargo, es una lucha que todos enfrentamos. El egoísmo es como una mala hierba en el jardín de nuestros corazones. Comienza de a poco, pero si no se lo controla, puede ahogar lo que Dios quiere para nosotros. Acompáñanos en analizar de los peligros del egoísmo y cómo podemos vencerlo.