El pez por la boca muere; en el caso de NABUCODONOSOR –rey de Babilonia- fue su desmedida soberbia y el maltrato a los judíos lo que lo llevó a merecer el castigo divino. ¿Zooantropía, porfiria, depresión, un avanzado estado de sífilis? El caso es que el soberano deambulaba por los bosques con los cabellos como plumas de águila, las uñas como de ave de rapiña, desnudo y a cuatro patas… de comer hierba ya ni hablamos. Curioso caso de licantropía que aún tiene en ascuas a estudiosos y psiquiatras.

Para esta cápsula nos volvimos locos de atar y echamos mano de:

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