En nuestra vida cotidiana, solemos actuar como si tuviéramos todo el tiempo del mundo para buscar a Dios y para arrepentirnos, sin embargo, las escrituras nos demuestran de manera clara que la vida es corta y debemos estar preparados. Muchos viven como si la muerte y el juicio fueran algo lejano o incluso improbable, cuando en realidad son una certeza ineludible.