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Hoy, tenemos el honor de charlar con Javier Baeza, el cura de la parroquia de San Carlos Borromeo, de Entrevías, en Vallecas, Madrid. Una de esas personas que te devuelve la confianza en el ser humano. Javier, se ordenó a los 23 años pero nunca sintió la llamada de Dios, sí la de implicarse socialmente fuera de los postulados conservadores de la Iglesia. Su forma de entender la fe dista mucho de las doctrinas a las que estamos acostumbrados. Según sus palabras, "un cura tiene que preocuparse por los problemas de la gente" y él lo hace a diario acompañando a drogodependientes, gente con nulo poder adquisitivo, niños, niñas, niñes, migrantes... vive implicado al cien por cien en la realidad de quienes son más vulnerables.
Ahí está su Dios "todocariñoso", en las personas que lo necesitan y en las que hacen el bien. Javier nos habla del aborto, de la eutanasia, de la muerte por suicidio, del Papa León XIV, del silencio de la Iglesia, de la pederastia y de todo lo que, a su juicio, debería cambiar dentro de la institución.
Nos ha dejado con la boca abierta y, pensando en toda la labor que lleva haciendo desde que tenía 18 años y en todas las personas a las que ha acompañado a encontrar la paz, nos damos cuenta de la cantidad de seres humanos que, como Javier Baeza, hacen falta en el mundo.
Aparte, tiene un gusto musical exquisito y comparte con nosotrxs las canciones que suenan en su parroquia.
Hoy, tenemos el honor de charlar con Javier Baeza, el cura de la parroquia de San Carlos Borromeo, de Entrevías, en Vallecas, Madrid. Una de esas personas que te devuelve la confianza en el ser humano. Javier, se ordenó a los 23 años pero nunca sintió la llamada de Dios, sí la de implicarse socialmente fuera de los postulados conservadores de la Iglesia. Su forma de entender la fe dista mucho de las doctrinas a las que estamos acostumbrados. Según sus palabras, "un cura tiene que preocuparse por los problemas de la gente" y él lo hace a diario acompañando a drogodependientes, gente con nulo poder adquisitivo, niños, niñas, niñes, migrantes... vive implicado al cien por cien en la realidad de quienes son más vulnerables.
Ahí está su Dios "todocariñoso", en las personas que lo necesitan y en las que hacen el bien. Javier nos habla del aborto, de la eutanasia, de la muerte por suicidio, del Papa León XIV, del silencio de la Iglesia, de la pederastia y de todo lo que, a su juicio, debería cambiar dentro de la institución.
Nos ha dejado con la boca abierta y, pensando en toda la labor que lleva haciendo desde que tenía 18 años y en todas las personas a las que ha acompañado a encontrar la paz, nos damos cuenta de la cantidad de seres humanos que, como Javier Baeza, hacen falta en el mundo.
Aparte, tiene un gusto musical exquisito y comparte con nosotrxs las canciones que suenan en su parroquia.