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Elige tú, que canto yo


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De improvisaciones legendarias ésta sobre la cual contó un testigo presencial: Luis Angel Silva “Melón”, el famoso músico mexicano, una importante anécdota que vincula a Cheo Marquetti con el Bárbaro del Ritmo y que quedó recogida por la periodista norteamericana Merry Mac Masters: “Una madrugada Benny Moré llegó al cabaret Bremen, que se encontraba sobre la Avenida Hidalgo, a la altura de la calle de Héroes. Eran las 5.45 de la mañana y la música debería pararse faltando diez minutos para las seis. Resulta que estaba trabajando allí el cantante y paisano Cheo Marquetti a quien el “sonero mayor” no había visto en algún tiempo ya que se había ausentado a la ciudad de Puebla.. De la puerta Beny gritó: “Guajira en la!”, lo que indicaba al pianista en qué tono la quería cantar. Cabe señalar que era una tonalidad bastante aguda. Ramoncito, el pianista cojo, volteó a ver a Marquetti quien contestó: “Vamos a darle gusto al caballero. Por favor, Guantanamera en el tono que pidió el señor”. Según las costumbres que ya no se respetan, el cantor “anfitrión”, por decirlo de alguna manera, tenía que dar la bienvenida al visitante mediante un saludo en verso. Después entraba el coro. Luego a Moré le correspondió agradecerle el recibimiento. Era como en una pelea de boxeo, después de trabar los guantes la cosa iba en serio. Dicen que Cheo vestía un traje oscuro mientras que Benny traía un príncipe de galesazul que era el uniforme de la Orquesta Antillana de Arturo Núñez. En aquel tiempo había que seguir ciertas reglas y cortesías dentro del son. Después del agradecimiento Moré siguió improvisando con la idea de que Marquetti le fuera a contestar.

En esta pelea en verso primero hubo que decir “yo soy el bravo”, cada quien a su vez tratando de mejorarle al otro. Como vieron que no surtió efecto cambiaron el tema de quién era el mejor, para improvisarle a todo lo que veían a su alrededor: los clientes, el portero negro y boxeador retirado, el son, las copas, el conjunto, los cuadros de la pared, las fichas.

Fue un banquete a los oídos y no hubo vencedor. El dueño del Bremen, un español de mal carácter, había estado en su oficina, pero salió por equis razón. Al ver que la música seguía y la gente gritaba, de momento se molestó. Pero cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando se sentó en una mesa, ordenó tragos para todos y cerró la puerta.

Aquella histórica controversia entre Benny Moré y Cheo Marquetti duró una hora y media. Ninguno pudo con el otro. Salieron los dos sonrientes y contentos de lo que habían hecho. Por supuesto esa misma mañana en el café ya todo el mundo sabía lo que había sucedido en el Bremen.” Pero hubo muchos buenos improvisadores entre los soneros cubanos. Acompáñanos y escucha a algunos de ellos en este Desmemoriados.
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Últimos programasBy Radio Gladys Palmera