Desde que somos concebidos tenemos la necesidad de cubrir la falta.
Cuando estamos en el vientre de nuestra madre debemos cubrir la necesidad de ser alimentados, cuando nacemos y a medida que vamos creciendo vamos sumando necesidades a ser cubiertas como el alimento, abrigo, formación, conocimiento, diversión, entretenimiento, etc. etc. etc. Pero hay una necesidad básica que tenemos desde la concepción y la tenemos a lo largo de nuestra vida que es la imperiosa necesidad de plenitud espiritual que no puede ser llenada con ninguna otra cosa. En Cristo, solo en Él, podemos cubrir esa necesidad. Veamos la importancia de tener a Jesús en nuestro corazón sabiendo que en Él nada nos faltará.