Pon tus proyectos, tus preocupaciones, tus miedos, tus deseos, tus sueños, tu familia, tus relaciones y todo lo que tienes en manos de Dios. Recuerda que no se trata de nosotros, sino de él.
Pon tus proyectos, tus preocupaciones, tus miedos, tus deseos, tus sueños, tu familia, tus relaciones y todo lo que tienes en manos de Dios. Recuerda que no se trata de nosotros, sino de él.