En una pequeña ciudad a orillas del mar, vivía una joven llamada Luna. Desde pequeña, había sido fascinada por el misterio del sueño. Mientras sus amigos se sumergían en los juegos de la vida cotidiana, Luna pasaba noches enteras mirando al cielo estrellado, preguntándose si existía algo más allá de lo que los ojos podían ver, si el sueño era simplemente un descanso o un viaje hacia otro mundo. A veces, en las noches más despejadas, sentía que las estrellas la observaban, como si le susurraran secretos que ella aún no comprendía.