Palabra de Dios: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” Santiago 5:16

“Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” Gálatas 6:2

Perlas: Una vida de oración incluirá momentos en los que oramos por otros, y otros momentos en los que pedimos que oren por nosotros. Y estas son experiencias maravillosas en las que junto con otros creyentes, hermanos en la fe, apelamos al trono de la gracia, al corazón del Padre y a Su misericordia y Su poder. Son momentos en los que podemos dar y recibir el amor, y llevar las cargas los unos con los otros. 

¡Qué instrucción tan hermosa y tan poderosa! Cuando confesamos nuestros pecados a Dios, Él nos perdona. Allí recibimos perdón, pero la sanidad la recibimos cuando confesamos nuestros pecados unos a otros. Nos necesitamos unos a otros. Necesitamos desarrollar amistades genuinas con otros creyentes; pedirle al Señor que nos bendiga con un grupo de personas a nuestro alrededor en los que podamos confiar, confesar nuestras luchas y pedir oración. La Biblia dice que sobrellevemos las cargas los unos con los otros…porque hay cargas que no podemos llevar solos y necesitamos pedir ayuda. 

En el devocional de octubre, llamado “Aunque, A Pesar de y en Medio de”, estudiamos la historia de Josafat.

“Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi. Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová.” 2 Crónicas 20:2-4

Vemos como Josafat le vino una carga que era demasiado pesada para llevarla él solo. Vemos cómo acudió al Señor clamando por Su guía y Su ayuda, pero también pidió ayuda y oración a todo el pueblo. Es un ejemplo perfecto. Necesitamos a Dios y necesitamos una comunidad alrededor de nosotros para apoyarnos mutuamente, con quienes podamos orar, llorar, celebrar victorias, y caminar la vida juntos.

Precisamente, sin yo saberlo, en octubre, mientras escribía el devocional acerca de Josafat, en esos mismos días vino sobre nosotros la noticia del diagnóstico de mi esposo: Cáncer de pulmón. Muchos de ustedes se enteraron seguramente. Ese es otro ejemplo perfecto de una carga demasiado pesada como para llevarla solo. Recuerdo la instrucción del Señor para mi vida, leyendo la historia de Josafat: Lanzarme a Su brazos, llorar, adorarlo, clamar por un milagro de sanidad para mi esposo. Pero inmediatamente también la instrucción de pedir a gritos oración a toda la comunidad que nos rodea y a través de las redes, al Cuerpo de Cristo. 

Nosotros hemos sentido literalmente el poder de la oración. Hoy se cumplen tres meses del día que Jaime entró a la emergencia y comenzó todo un proceso muy doloroso. Pero, no lo hemos vivido solos. Han sido incontables las personas que se han unido a orar por nosotros, personas que nos conocen y personas que no nos conocen. Muchos han ido a nuestra casa a orar. Muchos han viajado con el único propósito de venir a darnos su amor, su apoyo y a clamar con y por nosotros. Dios ha escuchado el clamor de Sus hijos. Dios se ha complacido al ver el amor y la unidad y la compasión que se han desbordado sobre nosotros.