Hogares De Pacto Devocional

Enero 9: La mirada de Jesús


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Mateo 9:9‭-‬13: 
Pasando de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado en el lugar de los tributos públicos, y le dijo: “¡Sígueme!”. Y él se levantó y lo siguió.  Sucedió que, estando Jesús sentado a la mesa en casa, he aquí muchos publicanos y pecadores que habían venido estaban sentados a la mesa con Jesús y sus discípulos. Y cuando los fariseos lo vieron, decían a sus discípulos: —¿Por qué come su maestro con los publicanos y pecadores?  Al oírlo, Jesús les dijo: —Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. Vayan, pues, y aprendan qué significa: Misericordia quiero y no sacrificio . Porque yo no he venido para llamar a justos, sino a pecadores.

Mateo 9:35‭-‬38:
Jesús recorría todas las ciudades y las aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y cuando vio las multitudes, tuvo compasión de ellas porque estaban acosadas y desamparadas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “A la verdad, la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Rueguen, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”.

Este capítulo encierra muchos eventos, pero quiero que nos enfoquemos en dos eventos. Primero, vemos el llamamiento de Mateo, un publicano. Era el que recaudaba los impuestos, los taxes para el Imperio romano. Usualmente los publicanos tomaban ventaja del pueblo cobrando sus “servicios” con sumas demasiado altas y así abusaban de su posición. Los que eran judios sufrían rechazo de los mismos judios y ni siquiera eran bien recibidos en el templo o sinagogas. Eran catalogados como pecadores por trabajar para el imperio que tenía subyugado a los judios. 
Con este trasfondo histórico entenderá la gran acción de Jesús llamando a Mateo, el cual dejó tirada la mesa de los recaudos y para celebrar su nueva vocación como seguidor de Jesús hizo una fiesta. Ahí Jesus pronuncia la grandiosa declaración divina: El Señor vino a buscar pecadores y no justos, así como el médico sana enfermos, no sanos. 
Por eso, después podemos ver el estado con que el Señor miraba a la multitud, con ojos de compasión. Los veía como ovejas dispersadas, perturbadas, perdidas. 
Meditemos en estas dos declaraciones: 
Primero, aprendamos a mirar como Jesús, y para eso debemos aprender a que la misericordia es más grande que los sacrificios; no miremos con desprecio a alguien que en el momento no esté viviendo justamente, no olvides como el Señor nos llamó a nosotros también estando en una condición triste y lejos de Él. Así como llamó a Mateo también puede transformar esa esposa o esposo, esa hija o hijo que no están caminando en la senda del Señor. 
Segundo, debemos orar todos los días para que el Señor siga preparando obreros para que rescaten muchas ovejas perdidas.
Oremos para que el Señor nos dé la sabiduría para entender que la misericordia es mejor que los sacrificios. Bendiciones de Dios.

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Hogares De Pacto DevocionalBy PODERcaster. Eduardo Rodríguez