Deja de decirle a Dios cuan grandes son tus problemas y desde hoy, dile a tus problemas cuan grande es el Dios que tienes.
Háblale a tus circunstancias, a tu diagnóstico, a tu crisis, porque te aseguro que, aunque parezca imposible, de esa roca de dificultad, Dios hará brotar ríos de bendición para tí.
Déjame decirte de parte de Dios que está cerca el momento de recibir la bendición que tanto esperas, los sueños y proyectos por los que tanto has orado y las promesas que Él te ha dado.
Así que... No te desenfoques, no pierdas tu conexión con Dios y sé obediente, porque pronto lo verás y créeme, ¡¡Será Fantástico!!