En su última noche Jesucristo le lavó los pies a sus discípulos. A través de este nuevo pacto nosotros fuimos hechos hijos de Dios. Cada vez que partimos el pan recordamos que Jesucristo fue partido tomando nuestro lugar ¿cómo no vivir agradecidos? Cada vez que levantamos la copa tenemos que entender que fue por gracias, su sangre fue derramada a nuestro favor y el pacto con Dios ya fue sellado, es un pacto eterno que nos libera de toda maldición para que la bendición que Dios le dio a Abraham nos alcance. Sólo tenemos que creer en Jesús como nuestro Señor y Salvador.

Base Bíblica: Éxodo 12, Éxodo 13, Éxodo 24, Mateo 26, Marcos 14, Lucas 22, Juan 13, 1 Corintios 11

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Dios te bendiga.