En el camino hacia la búsqueda de un propósito, nos encontramos muchas veces perdidos porque no podemos ver o conectar con claridad con ese sentido que nos mueva las entrañas, o bien, confundimos la idea de dedicarnos a hacer algo motivados por prejuicios o el miedo a perder la estabilidad, sin comprender que lo que nos mueve es nuestro inconsciente y las ideas preconcebidas ahí. Por eso, el primer paso siempre es cuestionarnos desde dónde me estoy moviendo, es decir, por qué y para qué quiero hacer algo y/o de dónde viene esa idea. Reflexionar sobre la importancia de hacer algo que me sirva no solo a mí sino a los demás, como parte de mi función vital de mi paso por esta Tierra. Comprendiendo que somos seres integrando su propio propósito y descubriéndose en el camino.