¿Alguna vez te pasó que todo parecía salir mal con un cliente y pensaste “aquí se acabó todo”? A mí me pasó: terminé una cita de pestañas y la clienta no podía abrir el ojo. Sí… literal.En este episodio te comparto qué pasó después, cómo manejé la situación y por qué al final no fue tan terrible como yo me imaginaba.Este es un recordatorio de que los errores no definen tu trabajo, pero cómo los manejas sí.👉🏼 Escúchalo para que la próxima vez que sientas que todo se derrumba, sepas cómo darle la vuelta.