Para 1978 el mundial volvería a Sudamérica y se disputaría en Argetina, figuaras de las talla de Cruyff y Beckenbauer se habían retirado.
En un clima político muy duro lleno de violencia, desapariciones y asesinatos, la albiceleste se alzaría con el título, no sin antes pasar por un escandaloso partido contra Perú que ha levantado sospechas desde esa entonces.