La alerta de tsunami fue lanzada y Don Lolo se une a los brigadistas para poner a buen recaudo a los residentes de La Punta y visitantes del balneario. La evacuación no es fácil. Unos intentan salir con sus autos del lugar, otros se dirigen a las azoteas de los edificios seguros y otros deciden esperar en casa el embate de las olas.