Chasqueas los dedos y lo tienes todo. Te echas al bolsillo aquello que la sociedad persigue. ¿Y entonces?
¿Te queda algo que pensar, que sentir, que buscar? Piénsalo bien. Y hablemos sobre esto.
Porque tal vez haya mucho por crecer en ese territorio límite en el que parece que todo está resuelto.
Y ese pudiera ser el sentido por el que vivimos.
Hablemos de nuestras imperfecciones. Siempre están ahí. En medio de cualquier perfección. Por suerte.