¿Qué ocurre cuando a pesar de no juzgar las emociones de nuestrxs hijxs sentimos que nos cuesta un montón sostenerlas?

A veces ponemos mucha intención en validar lo que sienten nuestras criaturas, pero a pesar de no juzgar y ponerle palabras, nos vemos sumergidas en situaciones que se nos escapan de las manos, que sentimos que nos arrollan como un tsunami y que nos dejan k.o. a la hora de acompañarles desde un lugar calmado y “consciente”.

¿Qué está pasando en esos momento? Seguramente por mucha intención que le pongamos a no juzgar, esas situaciones están poniéndonos en un lugar muy incómodo porque no tenemos los recursos para sostener las emociones que nos generan rechazo. Porque generalmente esas emociones están chocando de frente con nuestra propia vulnerabilidad, con nuestras heridas.

No sólo se trata de ponerle intención, sino de sentirse a salvo a la hora de poder vivir esas emociones dentro de ti. Y eso sólo se puede hacer a través del cuerpo. Es necesario crear la experiencia en la que te sientas segura para experimentar dentro de ti esas emociones.

Se trata de poco a poco ir generando espacio y sostén dentro de ti, como un árbol que enraiza, para tener más capacidad a la hora de vivir y experimentar las emociones, es lo que llamamos regulación emocional. Y esa capacidad puede “entrenarse” a partir de sencillos ejercicios de consciencia corporal y emocional.

Se puede aprender a conectar con las emociones y a sentirlas desde una experiencia sana y completa. Y a transitar esa vulnerabilidad sin dolor. Desde un lugar amable y amoroso contigo, y con tu criatura.

A este aprendizaje le damos mucho espacio en el acompañamiento terapéutico, y es este podcast te comparto las 4 claves para ello. 

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