Franz Kafka, uno de los escritores más influyentes del siglo XX, ha dejado una marca indeleble en la literatura y en la cultura contemporánea. Su obra, caracterizada por una profunda introspección y una representación cruda y perturbadora de la existencia humana, sigue siendo relevante y estudiada a cien años de su muerte. En el centenario de su fallecimiento, la importancia de Kafka como "el escritor de las conmociones" se hace aún más evidente. Sus historias no solo conmocionan por su contenido, sino también por la forma en que obligan al lector a confrontar realidades incómodas y a cuestionar la naturaleza de la existencia humana. Kafka no ofrece respuestas fáciles ni consuelo; en cambio, sus relatos dejan una sensación de inquietud y reflexión, empujando a los lectores a reconsiderar sus propias vidas y las estructuras sociales que los rodean.