El rey Josafat, que reinó como rey de Judá, cuando fue rodeado y humillado por sus enemigos, que vinieron a hacer la guerra contra él, oró a Dios de una forma abrumadoramente aplaudible, pidiendo que su mano poderosa se posara sobre la situación.Hizo esta sencilla pero poderosa oración: "... No sabemos qué hacer, pero nuestros ojos están puestos en ti". 2 Crónicas 20.12