Acompáñenos en este episodio (de casi una hora) en donde platicamos de cómo es que hemos aprendido (a chingazos) a trabajar remotamente, cómo es que nuestra rutina es un desmadre por no poder salir de casa, cómo es bueno el tener que acostumbrarse a encender la cámara en las video-llamadas, y extrañar la silla de la oficina porque esta cabrón trabajar en una silla de metal (a Pato le duelen las nachas).