La curiosidad me llevó en esta ocasión a descubrir la razón por la cual no tenemos especial gusto por ver a un hombre o una mujer vestido de payaso tradicional, de esos con pelucas vistosas, maquillaje exagerado y grandes sonrisas dibujadas, zapatotes y un traje que no parece atinar a ninguna anatomía humana. La respuesta va más allá de las películas de terror y es completamente lógica.