Con este nombre para un movimiento de vinos naturales no puede haber una mala historia. Sebastian Alvear, tras pasearse por España unos años, vuelve a su país de origen, Chile, donde empieza a distribuir vinos naturales. Algo que empezó casi como un pasatiempo se ha convertido en un aglutinante del fenómeno en el país, que presume de tener un vino natural desprestigiado pero histórico, el pipeño.