Jesús se encuentra con una mujer sorprendida en adulterio. Los escribas y fariseos, buscando ponerlo a prueba, la presentan ante él para que les diga qué hacer con ella según la ley. Jesús, en lugar de condenarla, les responde que el que esté sin pecado arroje la primera piedra. Al no encontrar a nadie dispuesto a hacerlo, Jesús la perdona y le dice: "Vete, y no vuelvas a pecar".
Juan 8:1-11
Jesús no te condena, ni te juzga. El te perdona y sana.