No es infrecuente que alguien que acaba de iniciar su viaje en el yoga experimente una sensación espontánea de bienestar en sus primeras clases. Este bienestar va más allá de lo físico; es como un destello de comprensión de la realidad en el que sentimos alivio, paz y una visión clara y profunda. Estos momentos de claridad, aunque breves y espontáneos, pueden dejarnos anhelando sentir esa misma conexión cada vez que volvemos a practicar.