La corona pesa y cae pesada. ¡Qué curiosito es eso de nacer en cuna de oro! Y por curiosito interpretemos todo lo bueno y todo lo malo que conlleva ser de la realeza; pero, bueno, no nos meteremos en asuntos políticos intensos que ni la propia Dama de Hierro pudo desentrañar, vamos mejor a humanizar a la llamada gente de sangre azul contemporánea, cuya vida ha estado en el ojo del huracán desde que decidieron que Dios les daba el poder. Consideremos que lo que se espera de un miembro de la familia real británica es que vivan con rígido control emocional, ausencia de expresión sentimental, respeto escrupuloso del protocolo, defender una imagen pública sin tacha moral y gran sentido del sacrificio. Mmmm… Abramos el pasillo de productos importados y vayamos al anaquel británico donde, sin duda, hallaremos escándalos enlatados, confitería de chismes, y conspiraciones libres de gluten. ¡Adelante toma tu carrito!