Si olvidas cuánto vales, es fácil q termines en la canasta de las promociones.
Eres un diamante, aunque a veces algo no salga como quieres, aunque el mundo te arrugue, te pisotee, te golpee y te haga sentir que no vales nada, sigues siendo tan valiosa como siempre lo has sido para Dios…
Nunca lo olvides