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Este sábado hay una vigilia en el Zócalo para crear conciencia sobre las desapariciones reveladas por madres buscadoras en Teuchitlán, Jalisco. En México ya hemos pasado de restar personas a sumar campos de entrenamiento criminal, fosas clandestinas, crematorios ilegales y otras joyas del turismo negro. Sheinbaum tiene la oportunidad perfecta para cambiar el rumbo y mostrar que su gobierno está dispuesto a enfrentar el problema. O puede seguir el ejemplo de AMLO y convocar una mañanera para culpar a los medios, a las madres buscadoras, a la oposición, a Donald Trump, a Claudio X. González y a quien se le cruce por el camino.
Conclusión: lo que ha desaparecido es la decencia
Hacer como que el problema no existe no es una opción. Bueno, sí lo es, pero es una opción tan ridícula como pretender que un elefante en una habitación ocupe el mismo espacio de un florero. AMLO demostró que se puede gobernar con base en la negación, el desdén y la retórica vacía. Pero también demostró que esa estrategia no resuelve nada, sino que agrava los problemas. Sheinbaum tiene ahora la oportunidad de hacer las cosas diferente. O puede seguir el manual de AMLO y convertir su sexenio en otra tragicomedia mexicana. Elijan sabiamente, porque mientras los políticos juegan a la gallina ciega, hay miles de familias rotas buscando respuestas que nunca llegan.
Lo que sí crece y crece son los números, y esos sí, aquí y en La Chingada suman lo mismo. La racha de desapariciones arrancó discretamente con Vicente Fox (2000-2006), en cuyo sexenio se contabilizaron 854 desparecidos; con Felipe Calderón (2006-2012) comenzó la barbarie acumulando 17,210 desaparecidos; con Enrique Peña Nieto (2012-2018) el horror se convirtió en crisis con 35,305 casos, para luego llegar al máximo con Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), que acumuló 53,953 desapariciones. Claudia Sheinbaum sigue de estreno con su sexenio y ya lleva, en apenas 165 días de gobierno, más de 6,800 casos, promediando 41 desapariciones diarias. Esto es un aumento del 92.44%, con respecto a los 3,550 casos registrados en la misma cantidad de días de administración de su mentor.
Todos estos son datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas, y el número sigue creciendo día a día, hora tras hora, convirtiéndose en un monumento a la ineptitud de nuestros gobernantes y la indiferencia de nosotros los ciudadanos.
¿Qué sigue? ¿Un censo de fosas clandestinas? ¿Un concurso de adivinanzas para encontrar a los desaparecidos?, ¿Un reality show de búsqueda? ¿Un tour turístico por los lugares de adiestramiento?, ¿La rifa de la lista de desaparecidos?, ¿Un monumento a los secuestrados?, ¿Una serie en Netflix...?
En México, todo es posible... Bueno, casi todo. Creo imposible que lleguemos a ver políticos que asuman su responsabilidad.
Eso sí que sería un truco de magia.
By El ReporteroEste sábado hay una vigilia en el Zócalo para crear conciencia sobre las desapariciones reveladas por madres buscadoras en Teuchitlán, Jalisco. En México ya hemos pasado de restar personas a sumar campos de entrenamiento criminal, fosas clandestinas, crematorios ilegales y otras joyas del turismo negro. Sheinbaum tiene la oportunidad perfecta para cambiar el rumbo y mostrar que su gobierno está dispuesto a enfrentar el problema. O puede seguir el ejemplo de AMLO y convocar una mañanera para culpar a los medios, a las madres buscadoras, a la oposición, a Donald Trump, a Claudio X. González y a quien se le cruce por el camino.
Conclusión: lo que ha desaparecido es la decencia
Hacer como que el problema no existe no es una opción. Bueno, sí lo es, pero es una opción tan ridícula como pretender que un elefante en una habitación ocupe el mismo espacio de un florero. AMLO demostró que se puede gobernar con base en la negación, el desdén y la retórica vacía. Pero también demostró que esa estrategia no resuelve nada, sino que agrava los problemas. Sheinbaum tiene ahora la oportunidad de hacer las cosas diferente. O puede seguir el manual de AMLO y convertir su sexenio en otra tragicomedia mexicana. Elijan sabiamente, porque mientras los políticos juegan a la gallina ciega, hay miles de familias rotas buscando respuestas que nunca llegan.
Lo que sí crece y crece son los números, y esos sí, aquí y en La Chingada suman lo mismo. La racha de desapariciones arrancó discretamente con Vicente Fox (2000-2006), en cuyo sexenio se contabilizaron 854 desparecidos; con Felipe Calderón (2006-2012) comenzó la barbarie acumulando 17,210 desaparecidos; con Enrique Peña Nieto (2012-2018) el horror se convirtió en crisis con 35,305 casos, para luego llegar al máximo con Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), que acumuló 53,953 desapariciones. Claudia Sheinbaum sigue de estreno con su sexenio y ya lleva, en apenas 165 días de gobierno, más de 6,800 casos, promediando 41 desapariciones diarias. Esto es un aumento del 92.44%, con respecto a los 3,550 casos registrados en la misma cantidad de días de administración de su mentor.
Todos estos son datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas, y el número sigue creciendo día a día, hora tras hora, convirtiéndose en un monumento a la ineptitud de nuestros gobernantes y la indiferencia de nosotros los ciudadanos.
¿Qué sigue? ¿Un censo de fosas clandestinas? ¿Un concurso de adivinanzas para encontrar a los desaparecidos?, ¿Un reality show de búsqueda? ¿Un tour turístico por los lugares de adiestramiento?, ¿La rifa de la lista de desaparecidos?, ¿Un monumento a los secuestrados?, ¿Una serie en Netflix...?
En México, todo es posible... Bueno, casi todo. Creo imposible que lleguemos a ver políticos que asuman su responsabilidad.
Eso sí que sería un truco de magia.