Ducharse a diario es una costumbre asumida como normal, incluso necesaria, en muchas partes del mundo. Se asocia con limpieza, salud, buena imagen y bienestar. Pero, ¿es realmente saludable para nuestra piel y nuestro cuerpo? ¿O podría ser que esa rutina diaria tenga consecuencias negativas que pasamos por alto, incluso aunque no lo notemos de inmediato?