Según el apóstol Pablo, nosotros podemos ser esclavos del pecado, o esclavos de una vida recta, nosotros con nuestras decisiones y nuestras acciones, somos los que decidimos esclavos de quienes somos, y es una lucha de todos los días, y una lucha desgastan te, pero que vale la pena comenzar, y que Dios nos haga mas que vencedores.