Escribamos en voz alta para inspirar nuestras historias. Caminar y llorar por la ciudad hasta convertir esas emociones en poesía.

Te comparto mi método favorito para desbloquear la creatividad. Además, te cuento cómo una simple tarea para un taller de cuentos se volvió uno de mis poemas favoritos.

Escribamos, aunque nos dé un poquito de pena que nos lean.

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