Con las últimas reformas legales, parece que el Estado de Derecho tiende a debilitarse. La Democracia tiende cada vez más a la Democradura, cercenando calladamente y poco a poco los derechos y libertades de los ciudadanos. Esta vez a través de la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que otorga poder para la censura cautelar de la información a los jueces, y poder para decidir a quién investigar o denunciar a la Fiscalía del Estado, que indirectamente es el Gobierno.