El enojo es estimulante. Nos permite expresar indignación ante algo que no nos gusta o hace daño. Pero muchas veces se convierte en un arma letal. La clave, como con toda emoción, está en aprender a gestionarlo.
El enojo es estimulante. Nos permite expresar indignación ante algo que no nos gusta o hace daño. Pero muchas veces se convierte en un arma letal. La clave, como con toda emoción, está en aprender a gestionarlo.