Este texto es una profunda meditación sobre la necesidad urgente de la vigilancia espiritual, basándose en un pasaje del Evangelio de San Lucas. Jesús exhorta a sus discípulos a tener la cintura ceñida y las lámparas encendidas, simbolizando una vida de disposición inmediata para la acción y una fe activa marcada por la caridad. La reflexión subraya que la vigilancia no es vivir con miedo, sino con atención, pues el Señor llama "hoy" a través de la conciencia y el servicio al prójimo. Lo más sorprendente de la parábola es la promesa de que, si los siervos son hallados despiertos, el Dueño mismo se rebajará a servirles, invirtiendo la lógica del mundo y prefigurando el don inmerecido de la Eucaristía. Finalmente, el texto ofrece sugerencias prácticas para llevar esta disposición al servicio a la vida diaria, identificando las áreas de pereza y practicando el servicio inesperado a los demás.