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Éxodo 26: Tabernáculos Vivientes para Dios


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Notas en Español e inglés 👇
Éxodo 26: Tabernáculos Vivientes para Dios

Éxodo 26:30-37:
30 Y levantarás el tabernáculo conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte.
31 “Harás también un velo de material azul, de púrpura, de carmesí y de lino torcido, decorado con querubines, obra de fina artesanía. 32 Lo pondrás sobre cuatro pilares de madera de acacia recubiertos de oro, con sus ganchos de oro sobre las cuatro bases de plata. 33 Harás colgar el velo de los ganchos. Introducirás detrás del velo el arca del testimonio. Aquel velo les servirá de separación entre el lugar santo y el lugar santísimo. 34 Pondrás el propiciatorio sobre el arca del testimonio, en el lugar santísimo.
35 “Pondrás la mesa fuera del velo, y el candelabro frente a la mesa, en el lado sur del tabernáculo. Y pondrás la mesa en el lado norte.
36 “Harás para la entrada del tabernáculo una cortina de material azul, de púrpura, de carmesí y de lino torcido, obra de bordador. 37 Harás para la cortina cinco pilares de madera de acacia, y los recubrirás de oro. Sus ganchos serán de oro; y les harás cinco bases de bronce fundido.
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Ahora, en este capítulo vemos la orden con detalles precisos para elaborar los elementos que compondrán el tabernáculo en el desierto. Tienes que usar mucho tu imaginación para que visualices el tabernáculo en todo su esplendor. El lugar santo y santísimo es una edificación de tablas de madera, cubierta de un techo de telas y pieles; a su vez, la rodeará una cortina especial. Todo esto estaría sostenido de columnas de madera cubiertas de oro, y de bronce y plata, según su ubicación en el tabernáculo. Este tabernáculo fue diseñado por Dios. Es el lugar donde el pueblo traería sacrificios para recibir el perdón de sus faltas y traer ofrendas de paz. Allí se encontrarían con el mismo Dios.

Estos detalles de la forma en que el lugar santísimo sería cubierto es símbolo de la forma en que ¡Dios también vendría miles de años después a la humanidad! Este Dios vino al mundo y su nombre sería Jesús, que significa “Él salva a Su pueblo”; y Emanuel, que significa “Dios con nosotros''.
El mismo Dios que se manifestó en una columna de fuego, es el mismo que descendería al mundo vestido de carne y hueso. Despojando Su gloria y majestad para transformarse en un humano: un cuerpo débil, limitado y propenso a las tentaciones.
Ese tabernáculo de carne sirvió para que la gloria de Dios pudiera habitar en medio de los pecadores. ¡Y en vez de consumir al pecador, lo limpió, restauró y le dio la salvación!
La gran diferencia entre Jesús y nosotros es que Él mantuvo su vida limpia y pura, y nunca cayó en pecado. De esa forma fue que Él pudo vencer la muerte, el mundo y el infierno para que ahora nosotros pudiéramos tener acceso a la presencia de Dios y acercarnos a Él.
Ahora, ¡tú y yo somos tabernáculos del Dios viviente! ¡Tu cuerpo ahora le pertenece al Señor y podemos llevar la presencia de Dios a todo lugar porque ahora habita en nuestros corazones!
Por eso cuando tocamos alguna impureza haciendo cosas que no le agradan a Dios, el Señor se entristece, y su Espíritu se contrista en nosotros.
Por eso debemos purificar nuestros corazones continuamente en la presencia de Dios para que su fuego no se apague y podamos llevar paz, vida, fortaleza, sanidad y salvación dentro de nuestro hogar, a nuestro lugar de estudio y de trabajo, y así poder ser un instrumento en las manos de Dios.
Recuerda las palabras del apóstol Pablo en 2 Corintios 6:16: "¿Qué acuerdo puede haber entre un templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo."
Y en 1 Corintios 6:18-20: "Huyan de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo, pero el inmoral sexual peca contra su...
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