Éxodo 4: La misión de uno es la misión de todos.
Éxodo 4:18-31 RVA2015:
Entonces Moisés se fue y volvió a donde estaba su suegro Jetro y le dijo: —Permite que yo vaya y vuelva a mis hermanos que están en Egipto, para ver si aún están vivos. Y Jetro dijo a Moisés: —Ve en paz. El SEÑOR dijo también a Moisés en Madián: —Ve, vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban matarte. Entonces Moisés tomó a su mujer y a sus hijos, los puso sobre un asno y regresó a la tierra de Egipto. Moisés tomó también en su mano la vara de Dios. Y el SEÑOR dijo a Moisés: —Cuando estés de regreso en Egipto, haz en presencia del faraón todas las señales que he puesto en tu mano. Sin embargo, yo endureceré su corazón, y él no dejará ir al pueblo. Entonces dirás al faraón: “Así ha dicho el SEÑOR: ‘Israel es mi hijo, mi primogénito. Yo te digo que dejes ir a mi hijo para que me sirva. Si rehúsas dejarlo ir, he aquí que yo mataré a tu hijo, a tu primogénito’”. Aconteció en el camino, en una posada, que el SEÑOR le salió al encuentro y procuró matarlo. Entonces Séfora tomó un pedernal afilado, cortó el prepucio de su hijo y tocó con él los pies de Moisés, diciendo: —¡De veras, tú eres para mí un esposo de sangre! Entonces él desistió. Ella había dicho “esposo de sangre” a causa de la circuncisión. Entonces el SEÑOR dijo a Aarón: —Ve al desierto, al encuentro de Moisés. Él fue y lo encontró en el monte de Dios, y lo besó. Entonces Moisés refirió a Aarón todas las palabras que el SEÑOR lo enviaba a decir y todas las señales que lo mandaba hacer. Moisés y Aarón fueron, y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel. Aarón relató todas las cosas que el SEÑOR había dicho a Moisés, y este hizo las señales ante los ojos del pueblo. El pueblo creyó; y al oír que el SEÑOR había visitado a los hijos de Israel y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron.
En este capítulo vemos cómo Dios dialogaba con Moisés, tratando de convencerlo para que creyera que él era el elegido para liberar al pueblo de la esclavitud. Dios se enojó con Moisés y lo reprendió pero, a la vez, le mostró que Dios tenía todo en control. Dios estaba formando un equipo de ministerio a Moisés con los miembros de su familia. Mientras que Moisés estaba escuchando el llamado de Dios, a la misma vez, Dios estaba llamando a Aarón, el hermano de Moisés, para que sea su vocero, su representante.
Moisés también habló con su suegro y su suegro lo apoyó. Su esposa, al principio, dudó pero lo acompañó. Ella no quería circuncidar a su hijo pero vio que esto le estaba trayendo malas consecuencias, y por eso aceptó circuncidar al niño y afirmó en su corazón la seriedad que conlleva el ser marido y mujer, que Moisés fue el hombre que Dios escogió para una misión importante y que Dios exigía que estuvieran en común acuerdo para esta misión.
Cuando Moisés se encontró con Aarón, él le compartió los detalles del llamamiento sobrenatural que recibió de Dios, ya que Aarón también escuchó la voz de Dios, ordenándole que se reuniera con Moisés.
Dios orquestó este plan divino usando a Moisés y a los miembros de su familia. Aunque el escogido para sacar a Israel de Egipto fue Moisés, él contó con el apoyo de mucha gente que le rodeó y le apoyó. Su suegro, su esposa, su hermano y hasta su hermana que, más adelante en el desierto, la veremos como líder entre las mujeres.
Como hogares de pacto, debemos apoyarnos mutuamente cuando Dios nos escoja para servirle. Uno solo no puede hacerlo, Dios estableció a la familia para que juntos busquen la presencia de Dios, dediquen sus vidas al servicio del Señor y se apoyen mutuamente en el desarrollo de esa visión recibida de parte de Dios y que se unan para llevar a cabo la misión que Dios ha ordenado que hagan.
La ministración y cuidado espiritual de tu hogar es tu principal misión, y cuando el hogar está firme, juntos pueden alcanzar muchas metas en el Reino de Dios,...